Por María de la Paz Malbrán.
Una de las premisas básicas de este enfoque es que está centrado en el presente. Esto significa que el interés por el pasado y el futuro está en función de su interferencia con el momento actual.
A lo largo de nuestra vida vamos acumulando situaciones que han quedado pendientes, que no se han elaborado o cerrado, como por ejemplo: “lo que no dije en aquel momento, lo que no pude hacer, lo que no me atreví a decir…”. La vida está llena de situaciones inconclusas.
Algunas son muy poderosas en nuestro guión vital, porque detienen parte del proceso madurativo y dejan atascado mucho potencial. Este tipo de situaciones inconclusas aparecen y empujan a lo largo de nuestra vida a modo de conflictos o dificultades que buscan su cierre.
Estas situaciones se relacionan con momentos actuales y las vivimos como “fotografías superpuestas” donde la situación actual es la más nítida, pero se descubre el fantasma.
Cuando la situación se elabora y se cierra, se recupera el potencial que quedó detenido y se reescribe parte del guión vital.
Otra premisa de la terapia Gestalt es que se pregunta acerca de cómo la persona vive y escribe ese guión y cómo puede hacerlo diferente.
La terapia Gestalt acompaña al cliente a centrarse en el presente y tomar responsabilidad de lo que le pasa y de cómo elige cambiarlo.