Bajo el gran firmamento, hay quien se encierra dentro de una pequeña concha, y después de habérsela fabricado, se queja de ahogarse en su estrechez.
Esta concha de hecho no existe, pero tiene realidad en el mundo interior de quien la elaboró,
de su propietario. Si éste pudiera ver que la concha es ilusoria, ésta pronto se desvanecería.
Al creer que esta concha es real, la busca con los ojos abiertos de par en par, deseoso de romperla, y se encierra en un mundo estrecho.
!El hombre vive de manera muy curiosa!
Rompe una concha para instalarse luego en otra. Vive encerrándose en una concha y al mismo tiempo no la ve. Las conchas ajenas sí que las ve bien, pero no la propia.
Una concha siempre es una concha, sea quien sea el que la lleve a cuestas.
 
!Inspiremos profundamente!
Noguchi (1945)
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