Por María Carmona Sánchez.

A lo largo de las últimas décadas las ciencias de la salud han incorporando el pensamiento sistémico y la inteligencia emocional, abriendo una nueva perspectiva  en el quehacer terapéutico. Las Constelaciones Familiares  aportan una nueva visión del concepto de salud y enfermedad, pasando a ser una valiosa herramienta para los profesionales.

En la base de las Constelaciones Familiares hay una mirada sistémica que observa la historia de la familia de origen y los sucesos importantes que han ocurrido en otras generaciones y que tienen influencia en el presente.

Así como los genes de generaciones pasadas están presentes en el cuerpo, todo suceso traumático o doloroso que no ha sido elaborado queda inscrito y a veces congelado en la memoria del sistema familiar en el que ocurrió.

Muchas veces estos sucesos los “hereda” la generación siguiente quedando pendiente su resolución. Si el suceso no es elaborado puede quedar como parte de un modelo afectivo o cognitivo que contribuya a mantener el problema actual por el cual se consulta. Como dice Françoise Doltó: “lo que se calla en una generación aparece como síntoma en la siguiente”.

Esta teoría considera los órdenes que rigen la convivencia humana, comenzando por las relaciones de familia hasta llegar a los grandes grupos como son las culturas y los pueblos. Cuando estos órdenes se transgreden pueden desembocar en conflictos y enfermedades.

La forma de proceder en el trabajo con las Constelaciones Familiares está muy relacionada con la teoría de los campos morfogenéticos que descubrió el investigador y científico Rupert Sheldrake.

En el desarrollo de su teoría explica cómo los organismos vivos de una misma especie adoptan formas, comportamientos y patrones de organización que se han establecido en el pasado y continúan repitiéndose a lo largo del tiempo. Los nuevos aprendizajes en un miembro de la especie afecta al campo morfogenético de todo el  sistema. Este cambio puede ser imperceptible en un principio pero con el tiempo puede afectar a la especie entera.

En los sistemas de interacción humanos existe un campo invisible de información semejante, donde los sucesos del pasado generan patrones de comportamiento y esquemas afectivos que se reproducen en el presente del individuo.

La finalidad de las Constelaciones Familiares es sacar a la luz estos comportamientos o sucesos en forma de imágenes espaciales y tangibles, reorientándolas hacia otras nuevas, cuya resonancia sea capaz de crear un nuevo impulso de solución.

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